
OTRA VEZ LA CALLE CORRIENTES, entre palomas y gavilanes...
Digo calle y no Avenida -como realmente debiera- porque considero que la avenida es un lugar de paso rápido y fugaz, una vía desperdiciada a 80 km/h -cuando el tránsito lo permite- o a menos de 40 entre puteadas a colectiveros, taxistas y descerebrados motoqueros; en fin, la avenida no se disfruta mientras que la calle da placer, seduce, se deja palpar, etc. -ya lo dijo el Doctor Serrat en Barcelona i jo- y por lo general uno la recorre caminando.
Bueno, me fuí por las ramas -o mejor dicho por la vereda- pero quería en esta entrada transcribir algo que me regaló la Aven -eh perdón- la Calle Corrientes, en una de sus librerías (famosas en todo el mundo) más precisamente en una mesa de saldos.
Creo que fue amor a primera vista (como casi todos los libros que uno compra por placer) pero como un seductor en plena faena, un hombre que sabe del oficio, pasé de largo haciendome el distraido como quien no quiere la cosa, como diciendo "ahí te quedas".
Fui con un amigo a tomar un café, a charlar de nuestras cosas, a ganar el tiempo -que es lo que uno suele hacer cuando va a un café- pero el tiro salió por la culata.
Durante toda la charla de mi cabeza estuvo dominada por esa portada blanca, suave, de letras negras y violetas, con un dibujo ocupando el márgen derecho y como las mujeres- dejando mucho por descubrir y por imaginar.
Yo, que últimamente -en realidad es de siempre- tengo la habilidad para caer ante el primer signo de seducción, me aguanté como pude y pensé en otras cosas, en cosas feas como: quién nos gobierna, cómo está jugando River Plate, y cosas por el estilo. Cosas que por el estilo, o no, me ayudaron para tomar la calle nuevamente, en la dirección contraria a la librería. Me tomé el bondi (colectivo o autobus para mis lectores foráneos que aunque son dos, también me debo a ellos o en realidad ellas) y me fuí para la oficina.
Pasaron los días y otra vez tuve que rumbear para la calle Corrientes. Hasta ese día había desterrado al olvido al libro en cuestión, casi lo había olvidado del todo, pero nuevamente esas veredas, esa gente, ese ruido, esos libros me atraparon. A medida que me acercaba a la librería me ponía más y más nervioso -creo que últimamente me ponen más nerviosos los gastos que las mujeres- aunque para mis adentros negaba todo y me decía: "Tranquilo boludo, si solo viste dos libros, seguro que ahora cuando pasas ya no están. Seguro que o se los afanaron o los vendieron, si a 15 mangos los compra cualquiera" y cosas así. Llegué, tragué saliva y con temor alcé la vista, afiné la mirada y ahí en la mesa de saldos, con una fina película de polvo, estaba MI libro. Me había esperado un par de días como esperan las vecinas enamoradas toda la vida -algunas, otras se dan cuenta a tiempo y se van con cualquiera menos con uno- lo tomé en mis manos, lo acaricié y se lo llevé al vendedor, quien con la pericia de un orfebre egipcio, lo limpió, me cobró -obvio- y me lo dió.
Lo que pasó después se lo podrán imaginar, ya en el bondi me lo puse a leer. Siempre lo primero que leo es la contraportada porque me gustan los comentarios del tipo "hizo bien en adquirir esta magnífica obra maestra del más magnífico y grande de los maestros jamás conocidos por nadie" -firmado por algún crítico bizarro e intoxicado- y lo segundo es quitarle la sobrecubierta a ver que esconde la verdadera tapa -casi siempre nada, o son iguales a la protección o son tremendamente horribles-. Pero esta vez no me encontré ni con un crítico bizarro e intoxicado -o al menos esta mujer Susana Fortes no lo parece- ni con un comentario fuera de lugar del tipo que, bueno, ya expliqué ut supra.
Lo que decía la señora Fortes en la sobrecubierta del libro lo voy a poner desde hoy como mi perfíl porque como dice el subtítulo de este blog, son declaraciones de principios.
Y para ir acabando con este juego seductor-seducido les dejo el título de la obra, de la colección Narradores de Muchnik Editores S.A. Corto Maltés. La balada del mar salado. de Hugo Pratt. Una buena novela, la única de Pratt sobre una de las mejores aventuras del Corto -en formato de comic, TBO o historieta desde hace ya mucho tiempo- y en el caso de este libro y de algunas mujeres, como dice Pablo Abraira ...Amiga, hay que ver como es el amor/ que vuelve a quien lo toma/ gavilán o paloma/ pobre tonto, ingenuo charlatán/ que fui paloma por querer ser gavilán...
2 Comments:
Hi from India
Sorry friend I dont know your language.
MayI please know what it is all about.
Indú de mierda para que sorete te metés a hinchar las bolas, peón explotado, boliviano, mexicano, peruano, y sudaca; seguro sos un estudiante de quechua que no tiene otra cosa que hacer. Bueno en fin, me parece que esta página es muy progre, comunista, se basa en la doctrina marxista leninista, y cuando averigue la dirección de su creador lo voy a torturar.
BLUMBERG PASIÓN
Publicar un comentario
<< Home